26 June 2014

Vacaciones maternas




Dice que era una madre que entra en un instituto preguntando por la tutora de su hijo. Aparece la tutora y se meten en la sala de reuniones. Se sientan y la mamá empieza el diálogo: considera un fastidio que el niño tenga tantas materias para septiembre. Viene a que le digan cosas bonitas como, por ejemplo, que si el chaval estudia mucho, mucho, mucho las 6-asignaturas-6 que le quedan es posible que pase de curso (1º de la ESO). Dice que le va a apuntar a una academia porque a veces es mejor que las cosas se las diga un extraño y no ella. PERO... le gustaría que este verano su hijo se olvidase de todo durante una semana en que todos están de vacaciones en Asturias. Pide mi aprobación para no estar cada día encima de él.

No he podido evitarlo: se lo he prohibido. 

Mi discurso contenía un tú_sí_pero_tu_hijo_no  que, como era de esperar, ella entiende como un si_mi_hijo_no_entonces_yo_tampoco, así es que ella ha seguido repitiendo el suyo desde el principio. Yo, sin embargo, impasible, he seguido ejerciendo la proverbial autoridad que tenemos los profesores: ¡Prohibido! ¡Prohibidísimo no estudiar durante una semana!

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